El viajero del tiempo (I)

El viajero del tiempo (I)
El viajero del tiempo (I)NameEl viajero del tiempo (I)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Time Trekker
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DescriptionUna novela de ciencia ficción de Fontaine publicada por «El Pájaro de Vapor». Cuenta la historia de un ingeniero que viaja utilizando una máquina del tiempo.

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Esta anécdota ocurrió hace muchos años. Después de la cena, la Srta. Aviva (actualmente Sra. Nenonen) se quejaba con su característico tono melodramático acerca del rápido avance de la tecnología. Aunque sus conocimientos en ingeniería eran tan abundantes como sus conocimientos sobre la calidad del terreno en la Isla Watatsumi (es decir, eran nulos), la alta sociedad de la época solía mostrar interés por el tema.

“Hace miles de años, nuestros antepasados conquistaron esta tierra”, alegó antes de aclararse la garganta mientras agitaba su abanico adornado con plumas de pavo real y gemas verdes. Haciendo un esfuerzo por mostrar una expresión de desánimo, continuó: “Hace cientos de años, con la ayuda de los nuevos equipos de submarinismo, ellos conquistaron los mares con total facilidad. Ahora, algunos nobles caballeros y damas tienen la idea de conquistar el cielo con el gravímetro, y temo que pronto se haga realidad”.

“Así es, usted tiene toda la razón. ¡Los humanos son tan inteligentes, poderosos y enérgicos! Siempre están mejorando sus condiciones de vida con un entusiasmo inimaginable”, comentó inmediatamente el editor de «El Pájaro de Vapor»: “De hecho, si lo juzgamos solo en el sentido teórico y de ingeniería mecánica, la humanidad está casi a la altura de los dioses, pues con su ingenio conquistaron la mayor parte de la vasta naturaleza, y con su voluntad fueron capaces de transformar la apariencia de este mundo”.

“Ay, no es eso lo que quería decir”, la Srta. Aviva suspiró con exageración y argumentó: “Esos lejanos y misteriosos continentes desconocidos, esas antiguas ruinas sumergidas en las profundidades del mar, todas esas exploraciones románticas y pioneras, todas esas grandiosas hazañas que revelaron la gloria de nuestra ciencia, nuestra tecnología están a punto de desaparecer en esta era civilizada en la que vivimos. Si bien nuestros antepasados lograron tantas cosas asombrosas, no nos dejaron espacio para la exploración y la conquista. ¿Acaso hay algo más doloroso para aquellos jóvenes que nacen con un ardiente deseo por lo desconocido?”.

Citó pretenciosamente las palabras del legendario rey Argeas, como si eso demostrara su genuina aflicción por esa idea. Pero nadie pareció reaccionar de manera significativa. A lo sumo, asentían cortésmente. La Sra. Elle dejó escapar un ligero bostezo.

Ante el silencio, el interés de la Srta. Aviva se desvaneció, por lo que decidió cambiar de tema, dirigiendo la conversación hacia el baile que tendría lugar la próxima semana. Era evidente que este tema despertaba más interés y el ambiente se volvió más animado. El Sr. Ratar estaba a punto de compartir una fascinante leyenda que había escuchado en Sumeru sobre torres, magos y bolas de cristal, pero antes de que tuviera la oportunidad de comenzar, el Sr. Crick, quien había permanecido en silencio todo el tiempo, lo interrumpió.

“Srta. Aviva, lo que acaba de decir es realmente impresionante”, encendió un cigarrillo y prosiguió: “Pero no debe preocuparse, ya que aún existe un lugar en este mundo que aún no ha sido conquistado por el hombre... y si nadie dota de las destrezas necesarias, es posible que nunca llegue a serlo”.

“¿A qué espacio se refiere?”, preguntó el Sr. Ratar con una expresión enfurruñada, quien estaba convencido de que su historia del mono sería algo mucho más interesante de escuchar.

“Al tiempo”.

La sala quedó en silencio por un momento y luego todos estallaron a carcajadas.

“¡Eso es absurdo!”, exclamó el Dr. Reinier mientras reprimía una carcajada. “En primer lugar, ¿cómo puede el tiempo ser parte del espacio?”.

“¿Puede usted existir independientemente del tiempo en el espacio?”.

“¿Qué intenta decir?”.

“¿Cree que es posible que ahora mismo esté aquí hablando conmigo y al siguiente segundo desaparezca sin dejar rastro?”. Hizo una pausa para permitir a los demás reflexionar sobre su pregunta. “Está claro que, al igual que la longitud, la anchura y la altura, el tiempo es una dimensión del espacio. Por lo tanto, el tiempo, como parte del espacio, es naturalmente susceptible de ser conquistado”.

“No tiene ningún sentido...”, murmuró el médico en voz baja, a pesar de que no refutó nada más.

“He estado trabajando en esto desde hace algún tiempo”, confesó antes de proseguir: “Y he concebido una máquina que permitirá viajar en el tiempo a voluntad. En un par de meses, la máquina estará terminada. Para ese entonces, me gustaría invitar a la Srta. Aviva y a todos los presentes a mi taller para presenciar uno de los mayores logros de la humanidad: la conquista del tiempo”.

La Srta. Aviva guardó silencio. De hecho, por su expresión, parecía que nuestra amiga de alta cuna no había comprendido nada de lo que el Sr. Crick estaba diciendo.

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