Sueños rotos

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Sueños rotos: Luz de luna
Sueños rotos: Luz de luna4
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Sueños rotos: El Cristal
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Sueños rotos: Zafiro
Sueños rotos: Zafiro4
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Sueños rotos: Corazón de piedra
Sueños rotos: Corazón de piedra4
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Sueños rotos: Luz de luna
Sueños rotos: El Cristal
Sueños rotos: Zafiro
Sueños rotos: Corazón de piedra

Sueños rotos: Luz de luna

Sueños rotos: Luz de luna
Sueños rotos: Luz de lunaNameSueños rotos: Luz de luna
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Sueños rotos
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DescriptionUna colección de historias fantásticas centradas en una misteriosa tienda de antigüedades. Es muy popular en todo Teyvat.
«La luz de la luna»
Se dice que el viento había olvidado un pequeño rincón de la ciudad.
Si te sitúas frente a la fuente y cierras los ojos, luego esperas a que el corazón lata treinta y cinco veces, das siete vueltas a la fuente en el sentido de las agujas del reloj, seguido de otras siete en el sentido contrario, al final, tus pasos te llevarán a una pequeña tienda...

————

“Perdón, ¿hay alguien ahí?”
dijo Veiga tímidamente.
La puerta se cerró al pasar y, seguidamente, sonó la campana que colgaba de ella. Su nítido y claro sonido salió disparado como una flecha y rebotó en la tenuidad y el caos de la habitación.
Los tenues rayos del crepúsculo se filtraban a través de las vitrinas de cristal. Por toda la habitación había objetos cuyo funcionamiento no entendía la chica, que se abrió paso cuidadosamente por la tienda para no pisar nada y romperlo.
No se escuchaba ni un ruido.
Veiga examinó más de cerca los objetos a su alrededor: un componente mecánico oscuro; una antigua y bella lira; una baldosa de cerámica rota con grabados incomprensibles; un par de esposas viejas, abolladas y rayadas por los años de uso; una corona olvidada que perteneció a un aristócrata...
Mientras inspeccionaba estos objetos que, aparentemente, no tenían ninguna utilidad, la dependienta de la tienda apareció al lado de Veiga sin que se diera cuenta. Sus ojos eran largos y finos como los de un zorro.
“Ese colmillo perteneció a un Rey Lobo. Aparte de los dioses, puede que sea el último recuerdo que queda de esa tierra totalmente cubierta de hielo y nieve”,
dijo suavemente la dependienta.
“Hola. ¿Hay algo que te llame la atención?”

“¿Tienes algo que sirva para olvidar?”
“Sí, claro”.
Sorprendida, Veiga se llevó las manos al pecho y preguntó:
“¿Incluso para olvidar a alguien muy importante?”
La dependienta de ojos de zorro asintió con seriedad y dijo:
“Sé que el joven a quien quieres olvidar es una persona de ojos claros como la luz de la luna. Desapareció hace mucho tiempo, y dejó un gran vacío en tu corazón. Por muy feliz que seas en el futuro, nada podrá llenar ese vacío, que para ti será inalcanzable como la luz de la luna”.
Ante estas palabras, Veiga solo podía asentir estupefacta.
La dependienta de ojos de zorro sonrió y, de la nada, sacó una botella de vino.
“Con este vino, uno puede olvidar el dolor.
Hace mucho tiempo, cuando soplaban los vientos helados, nuestros antepasados elaboraban esta bebida en secreto en las profundidades de la tierra congelada para conseguir la fuerza necesaria con la que seguir viviendo. El método que utilizaron cayó en el olvido cuando el destino de la gente cambió para mejor y sus vidas se volvieron más alegres”.
La dependienta inclinaba la botella de vino de un lado a otro.
“No hay mucho más que decir sobre esta botella. Veo que tienes bastante afinidad con mi tienda, así que te daré una copa gratis. Si realmente es lo que quieres, claro...”
Veiga aceptó el regalo de la dependienta de ojos de zorro.
La copa debió tener una incrustación de una piedra preciosa en el pasado. Pero alguien la arrancó y, ahora, la única pista de su existencia era la hendidura hueca y solitaria que quedaba...

Cuando Veiga volvió en sí, se dio cuenta de que estaba de pie frente a la fuente.
“¿Eh? ¿Qué estoy haciendo aquí?”, pensó. Bajo la intensa luz de la luna, comenzó a caminar rápidamente de regreso a casa. El resplandor del crepúsculo ya se había desvanecido y, si no volvía pronto...
Lo había olvidado todo acerca de la extraña tienda, incluido el camino por el que llegó y todo lo que sucedió en ella.

————

“Ya se ha ido”,
dijo la dependienta de ojos de zorro después de que la puerta se cerrara y el timbre dejara de sonar.
Un joven de ojos claros como la luz de la luna entró por la parte trasera de la tienda.
“Ya no hace falta que te escondas”.
“¿Cuántas veces ha venido ya?”
“Seis... No, siete veces”. El joven hombre preguntó titubeante: “¿De verdad funciona ese vino? No es que no te crea, pero...”
La dependienta sonrió para esconder lo que estaba pensando realmente.
“Claro que hace que olvides el dolor. Lo que ocurre es que la historia entre ustedes no es algo doloroso para ella. El vino le ayudará a olvidar temporalmente lo mucho que te extraña y la pena que siente por haberte perdido.
Pero cada vez que vea la luz de la luna, te verá reflejado en ella, y sus recuerdos volverán... El momento en que se conocieron en el Ludi Harpastum, la tarde que pasaron debajo del árbol de Levantaviento, las vistas desde el Cabo del Juramento, cuando se escabulleron de las celebraciones de verano juntos, la canción y la capa de plumas que le ofreciste en el encuentro de los bardos viajeros... Todos ellos son recuerdos de los que nunca querrá deshacerse”.
“... Tengo otra botella con un vino que realmente te hace olvidar absolutamente todo. Si así lo quisieras, podría darle a Veiga una copa”.
En su cara se dibujó una leve sonrisa mientras miraba al joven. Tras un largo silencio, este suspiró.

“Pero ¿por qué insistes tanto en distanciarte de ella?”
“Ah, pues... Por esto”.
El joven metió la mano en el bolsillo de su camisa y sacó un objeto esférico hecho de cristal. En su interior podían discernirse unos símbolos desconocidos que parpadeaban débilmente.
“Se dice que quien obtenga uno de estos acabará desapareciendo de este mundo un día.
Si es cierto, lo mejor es que me vaya lo antes posible. Ella todavía es muy joven, así que cuanto antes se olvide de mí, mejor”.
“Vaya, vaya...”, rio la dependienta en tono burlón. “Así que es usted uno de los elegidos, ¿eh?”
“Eso parece. Por casualidad, ¿no sabrás lo que nos depara en el futuro a los elegidos?”,
preguntó el joven ansiosamente.
Ella lo miró con una sonrisa algo forzada, pero no respondió.
“Bueno, yo también debería irme ya. Ahora que esta cosa es propiedad mía, supongo que debería hacer lo que se espera de mí”.
“¿Qué quieres que haga si regresa la chica?”
“Pues... Creo que ya es hora de que lo supere por sí misma”.
“Qué hombre tan insensible”.

Sueños rotos: El Cristal

Sueños rotos: El Cristal
Sueños rotos: El CristalNameSueños rotos: El Cristal
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Sueños rotos
RarityRaritystrRaritystrRaritystrRaritystr
DescriptionUna colección de historias fantásticas centradas en una misteriosa tienda de antigüedades. Es muy popular en todo Teyvat.
«El cristal»
Cuenta la leyenda que hay un rincón del puerto olvidado por las rocas de la montaña y el sonido de las olas.
Para llegar a ese lugar, uno debe cerrar los ojos en un lugar donde sople la brisa marina y alejarse cuarenta y nueve pasos del clamor de las multitudes. Luego hay que esperar hasta que el sonido de los latidos del corazón se superponga al de las voces del fondo. Al abrir los ojos, verás que has llegado a una pequeña tienda...

————

“¿Hay alguien ahí?”, preguntó Yu'an.
Abrió la puerta y entró. La campana siguió sonando después de que la puerta se cerrara, e incluso mientras exploraba el interior de la tienda.
El leve sonido del romper de las olas se filtraba en la tienda como un recuerdo lejano. Montones de artefactos de toda clase se apilaban desde Yu'an hasta el otro extremo del largo y estrecho establecimiento. Miró con aprensión la variedad de artículos expuestos, y con cierto temor a que su túnica de seda quedara totalmente cubierta de polvo.
Farolillos viejos hechos de papel amarillento, el colmillo gigante de un monstruo desconocido, brillante siderita negra de las profundidades del espacio, un objeto opaco de color dorado construido con varias mortajas y espigas hechas de un material también desconocido...
Tras examinar una pequeña botella llena de un fino polvo cristalino de color blanco, escuchó la gentil voz de alguien que se había puesto a su lado de repente.
“Esa es la sal formada a partir de las lágrimas de una antigua diosa”.
La voz, que lo pilló desprevenido, rompió el largo silencio igual que una piedra altera las calmas aguas de un estanque. Sin embargo, la botella se le cayó al suelo del susto.
Extrañamente, el esperado ruido del vidrio haciéndose añicos no se llegó a escuchar. La dependienta, cuyos ojos eran largos y finos como los de un zorro, de alguna manera agarró la botella en el aire y la devolvió a su lugar en el estante.

“Soy... Humm... Qué raro. No recuerdo quién fue, pero alguien me recomendó esta tienda”.
La dependienta asintió para no decir nada sobre el desconcertado aspecto del hombre.
“Hola. ¿Hay algo que le llame la atención?”
“Estoy buscando un regalo para, bueno... para una chica que me gusta.
He estado pensando en proponerle matrimonio, así que lo mejor sería un regalo adecuado para la ocasión”.
Yu'an se mordió el labio inferior inquietamente mientras alzaba la mirada hacia la dependienta. Tenía unos ojos dorados como el cor lapis y con una mirada muy profunda.
Se miraron el uno al otro durante un buen rato y, entonces, ella dijo en alto: “Muy bien”.

Después, su esbelta silueta desapareció en las profundidades de la tienda.
Cuando regresó, llevaba en la mano un objeto que emitía un tenue brillo iridiscente. Al examinarlo más de cerca, se podía ver que era un Cristal iluminador de diez lados moldeado a la perfección.
“Imagino que ya conocerá la leyenda del Corazón de Cristal”.
Yu'an nunca había oído hablar de aquella historia, pero, aun así, asintió.
“Se dice que este tipo de cristal artificial no es más que una mala imitación del de verdad, el cual es capaz de manifestar tus verdaderos deseos. Tales cristales se forman a partir de los deseos residuales y el dolor de las bestias iluminadas más nobles al llegar al final de sus vidas. Por favor, eche un vistazo...”
Le hizo un gesto a Yu'an para que ambos vieran las imágenes que parpadeaban débilmente en el cristal.
Decenas de miles de años pasaron ante sus ojos. Como las nubes en constante cambio, las estrellas se convirtieron en agua y el agua se convirtió en tierra. La nieve se derritió y dio paso a pastos verdes; los ríos se abrían paso a través del campo abierto. Observó cómo las ciudades se alzaban como hormigueros y los reinos caían uno tras otro como piezas de dominó.

... Ya era pasado el crepúsculo. La luz de la luna ondulaba en la superficie irregular del océano. Cuando Yu'an recuperó la conciencia, se dio cuenta de que estaba caminando por los muelles del puerto.
El cristal, el cual sujetaba con fuerza en la mano, estaba caliente, como si por él corriera sangre.
“Qué cristal tan asombroso”, pensó mientras aceleraba el ritmo de sus pasos bajo la luz de la luna. “Lo único que tengo que hacer es regalarle esto... Una vez que lo haga, entonces puedo... Debo...”

————

La campana que colgaba de la puerta emitió un sonido claro y nítido.
“Hola. ¿Hay algo que le llame la atención?”
“Quería saber si me intercambiaría esta... Bueno, en realidad, no sé siquiera si es una gema o qué...”
El cristal exquisitamente moldeado brillaba intensamente, y sus rayos de luz se dispersaban por toda la habitación.
“Me lo dio un hombre que lleva mucho tiempo detrás de mí. Me dijo que en él se podían ver cosas asombrosas.
No sé por qué, pero me transmite una sensación desagradable. Es una joya bellísima, claro está, pero es que... Pensar en ese hombre me inquieta. Entonces, se me ocurrió que quizás en esta tienda lo querrían”.
“Ya veo. Es un Cristal iluminador de diez lados de primera calidad. ¿Por qué cantidad de Mora estaría dispuesta a separarse de él?”
“En realidad, no quiero dinero. Déjeme echar un vistazo... ¿Qué es esto? ¿Es sal? Ahora que lo pienso, debería ir a Sal Terrae a hacer alguna ofrenda. Si le parece bien, se lo cambio por este frasco de sal”.

————

La dependienta de ojos de zorro se sentó sola en la parte trasera de la tienda mientras curioseaba con la mano el cristal geométricamente perfecto.
“He visto cosas horribles en ti. La verdadera naturaleza de ese tipo es realmente... desagradable.
Al fin y al cabo, no es más que un miserable oportunista que hará lo que sea necesario para casarse con alguien de una familia rica y prestigiosa en la industria de la sal. Si no supieras esto, es muy posible que, aunque no se amasen el uno al otro, hubierais disfrutado de una vida feliz juntos. Después de todo, la felicidad no es más que un estado mental; no tiene nada que ver con el amor”.
Bebió un pequeño sorbo de vino y sonrió burlonamente al pensar en su propia vanidad.
“Pues yo no puedo perdonar a una persona así.
Aunque, realmente, agradezco tener alguien en quien pueda confiar plenamente... Sé que una vez que él salga por esa puerta, nunca más volveremos a encontrarnos, así que ¿por qué no contarle la verdad? Cuanto más se acercan dos personas, más se busca el beneficio propio, por lo que más cauto se ha de ser. Pero ¿cómo habrá sabido que...?”

“Lo siento, todo esto ha sido una carga para ti. Pero es maravilloso haberlo recuperado”. La dependienta bajó la mirada y continuó diciendo: “Después de todo, este es el corazón que abandonaste. Lo guardaré como oro en paño. Aun así, ¿no te parece divertido darte una vuelta por el mundo de vez en cuando para ver cómo es la gente de hoy en día?”.

Sueños rotos: Zafiro

Sueños rotos: Zafiro
Sueños rotos: ZafiroNameSueños rotos: Zafiro
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Sueños rotos
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DescriptionUna colección de historias fantásticas centradas en una misteriosa tienda de antigüedades. Es muy popular en todo Teyvat.
«Zafiro»
Se dice que el viento había olvidado un pequeño rincón de la ciudad.
Para llegar hasta allí, hay que cerrar los ojos en el centro de la plaza y dar siete vueltas en sentido horario a su alrededor, seguido de otras siete en sentido contrario. Después, se dan cuarenta pasos hacia adelante y se espera hasta que ya no se escuche el grito de los pájaros en el viento. Al abrir los ojos, verás que has llegado a una pequeña tienda...

————

La dependienta, cuyos ojos eran largos y finos como los de un zorro, abrió las ventanas para dejar entrar la brillante luz de la luna, que parecía barrer el polvo de estrellas del cielo nocturno y rociarlo sobre el mostrador.
Las ostentosas flores, el Harpastum cubierto de polvo, los libros antiguos cuyas páginas eran ya ilegibles por la erosión, el arco largo ahora sin cuerdas... Todos eran objetos típicos de las opulentas habitaciones en las que vivían los aristócratas cuando gobernaban. Además, la fría luz del cielo nocturno bañaba a todos los artilugios en una capa de plata.

“¡Ey! ¿Cómo va el negocio?”
El irrespetuoso y poco convencional saludo vino de las profundidades de la tienda.
La dependienta se dio la vuelta. Vio a uno de sus clientes más frecuentes sentado despreocupadamente en el sillón de la parte de la tienda a la que no llegaba la luz de la luna.

“El negocio va bien, pero últimamente tengo que tener más cuidado con los ladrones”,
respondió la dependienta de ojos de zorro con una leve sonrisa.
“¿Eso es todo? ¿Vas a echar a tu cliente más antiguo sin más?”
El hombre suspiró y continuó diciendo: “No hay nada de esta tienda en lo que valga la pena gastar mi dinero. Pero si tuviera que elegir algo...”

“Bueno, ¿cómo ha ido la caza?”
“¿Perdón? ¿Es que crees que vengo simplemente para dejar aquí un botín de caza?”
El “cazador” gruñó disgustado ante la insinuación de la dependienta, que seguía sonriendo.
“Claro que no. Tú nunca usarías la palabra «botín»”.
“Al contrario; eres más de palabras como «intercambio de bienes», «ofertas de regalo», «donación», «cesión de objetos preciados»... Eres un ladronzuelo con un alma tan caritativa...”

“Bueno, esta vez no he venido por eso. Quería pedirte algo de tu tienda... Ese licor especial que tienes que hace olvidarte de la persona que extrañas”.
Aunque el bandido no hablaba con mucha cortesía, la sonrisa que se le dibujó en el rostro era completamente sincera.

“Qué pena. Ya se lo llevó otra persona”.
De repente, la dependienta tenía en la mano el frasco de vino que había sacado antes del bolsillo de su camisa.
“Aquí, cada objeto tiene su comprador predestinado. En concreto, este frasco ya ha sido comprado por un cliente que lo reclamará en el futuro”.
“Tus trucos son, sin duda, excepcionales. No como los míos”,
dijo el valiente ladrón con una sonrisa tranquila pero forzada.
“Hace poco me di cuenta de que la sensación de extrañar a alguien es más pesada que el mismo oro. En mi trabajo siempre estoy saltando de tejado en tejado, así que necesito reducir todo lo posible... cualquier peso innecesario que lleve”.
“...Me pregunto si la chica de ojos azul zafiro que me gusta también siente este mismo peso”.

————

El repentino sonido de la campana sobresaltó a la dependienta.
La clienta que acababa de llegar era una bruja de ojos azules armada con una lanza y de una figura alta y esbelta que iba a juego con ella. Las marcas en su rostro daban testimonio de la persecución que había sufrido por parte de los aristócratas.
Ignorando las pilas de objetos que había por toda la tienda, se dirigió directamente hacia el mostrador, como una espada que apunta directamente al corazón de su oponente.

“Bienvenida. ¿Hay algo que te llame la atención?”
“Me gustaría intercambiar un objeto”.
Su voz era fría y frágil, como una fina capa de hielo que se resquebraja. Mientras la hechicera hablaba, colocó un cristal azul gigante sobre el mostrador.
“Un ladrón sacó esto de la copa de plata de un aristócrata. Me lo regaló y, más tarde, cuando mi maestro lo supo, me castigó.
Eso sucedió hace muchos años. Pensé que el tiempo aplacaría mi odio y calmaría mis deseos de volver a verle, pero...”

“Muy bien. ¿Y qué cantidad de Mora quieres a cambio?”
La hechicera señaló una vitrina en la que se encontraba la copa de plata de un aristócrata sin su piedra preciosa.
La dependienta de ojos de zorro daba vueltas al cristal con las manos, inundando la tienda con la brillante luz azul que se reflejaba en su superficie.
“Muy bien. Si eso es lo que realmente quieres...”

Cuando una persona se encuentra con un contratiempo, aparece la preocupación de no conseguir el resultado que esperaba. Esto, a su vez, hace que surja el miedo.
La muerte acompaña al miedo como un frío húmedo que cala en los huesos.
Muchos saben que la muerte se cierne sobre ellos cuando se dan cuenta de que su mayor punto débil ha sido atacado y que, por lo tanto, en algún momento esa debilidad debió quedar expuesta.

La dependienta puso el cristal azul de cara a la luz de la luna y lo miró atentamente con sus largos y finos ojos de zorro. Observó con deleite cómo aparecía el auge de la familia gobernante, se desvanecía y volvía a aparecer una vez más.
Según las leyendas, mirar una piedra preciosa cristalina en un momento específico puede revelar el pasado, el futuro e incluso la verdadera naturaleza de una persona. De igual modo, las leyendas también cuentan que en algún lugar del mundo, hay un campo de dientes de león tan vasto como el mar; o que una vez hubo tres lunas brillantes en el cielo nocturno llamadas Aria, Sonnet y Canon, hermanas que la muerte separó en una gran catástrofe; o que había una vez una bruja que podía ver la muerte antes de que ocurriera, pero al final ella misma murió por un gran vacío en su corazón mientras el ladrón que había escapado al extranjero esperaba volver a verla una vez más.
Sabía perfectamente que, aunque se deshiciera de aquellos objetos, las leyendas que conservaba no caerían en el olvido, y que los desenlaces de todas sus historias seguirían siendo los mismos.
Si ese era el caso, ¿por qué no guardar aquellas leyendas e historias en su propia tienda?

Sueños rotos: Corazón de piedra

Sueños rotos: Corazón de piedra
Sueños rotos: Corazón de piedraNameSueños rotos: Corazón de piedra
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Sueños rotos
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DescriptionUna colección de historias fantásticas centradas en una misteriosa tienda de antigüedades. Es muy popular en todo Teyvat.
«El alma de las rocas»
Cuenta la leyenda que hay un rincón del puerto olvidado por las rocas de la montaña y el sonido de las olas.
Para llegar a ese lugar, uno debe cerrar los ojos en un lugar donde sople la brisa marina y alejarse cuarenta y nueve pasos del clamor de las calles. Luego hay que esperar hasta que el silencio reemplace el sonido de las voces de fondo y lo único que se escuche sea los latidos del corazón. Al abrir los ojos, verás que has llegado a una pequeña tienda...

————

“¿Hay alguien ahí?”, dijo un hombre vestido con un abrigo de paja mientras llamaba a la puerta de la tienda.
Echó un vistazo a los objetos expuestos en la tienda a través de las ventanas polvorientas: una botella de reluciente polvo de estrellas, una cuchilla rota que brillaba como el hielo, una pintura en un rollo de papel que con los años se había vuelto amarillento, un elixir que emitía un aura misteriosa, un azulejo recubierto con una sustancia gelatinosa...
El hombre entró en la tienda y la puerta se cerró tras él.
Se acercó al mostrador y comenzó a inspeccionar aquellos extraños y maravillosos objetos. Todos parecían reliquias de épocas pasadas. En ese momento, escuchó una dulce voz femenina justo a su lado:
“Bienvenido. ¿Hay algo que te llame la atención?”

Sobresaltado, se giró para mirar a la persona que había hablado. Era la dependienta de ojos de zorro, que dejó escapar una leve sonrisa.
“Pues verá... Estoy buscando algo que me ayude a reconciliarme con el resentimiento del pasado”,
dijo tras carraspear. Su voz revelaba una sensación de inquietud que no pegaba mucho con su aspecto físico.
“Oh, ya veo...”
Los dorados ojos de zorro de la dependienta parpadearon mientras miraba de arriba abajo a su nuevo cliente, que iba cubierto con un abrigo de paja totalmente empapado.
Entonces, asintió y se inclinó un poco para buscar en el fondo de un armario. Al incorporarse, tenía entre las manos un gran y bello pedazo de cor lapis.

La gema emitía un oscuro halo dorado, muy parecido al de los ojos de la dependienta.
El hombre la tomó de sus manos y la examinó de cerca a la luz de la luna. Entonces, el cor lapis pareció revelar una lejana tempestad oculta en sus suaves tonos dorados.
Sus manos temblaban sin parar.

“El cor lapis es el alma de las piedras preciosas. Con el paso del tiempo, incluso en las rocas más duras y resistentes se llega a formar esta pura y límpida alma”.
La voz de la dependienta parecía proceder de un lugar muy lejano. El hombre asintió.
“Eso es justo lo que estaba buscando”,
respondió solemnemente, y puso un pesado saco de Mora sobre el mostrador. Luego salió de la tienda y se sumió en la lluvia de la noche.

————

“Y eso es lo que pasó”.
Cuando terminó de hablar, la dependienta entrecerró sus ojos de zorro y examinó al cliente que tenía enfrente.
“¿No dijo nada más?”
A juzgar por su apariencia, el joven podía ser un minero. Su mirada revelaba que se encontraba en una urgencia, pero la dependienta respondió simplemente sacudiendo la cabeza con calma.
“Dejó aquí un saco de Mora con algunas manchas de sangre”.
La voz de la mujer era serena como las aguas de un estanque, pero también fría como el hielo.

“Eso es justo lo que estaba buscando”,
dijo el joven tras soltar un suspiro. Parecía que intentaba evitar la mirada de los dorados ojos de zorro.
“A cambio, te contaré una historia”.
La dependienta asintió para indicar que iba a comenzar a hablar.
“En el pasado, ese hombre del abrigo de paja y yo solíamos ir a la montaña a extraer minerales juntos. Yo lo hacía por conseguir fama; él, para sustentar a su familia.
Una noche lluviosa, partimos una roca y encontramos ese pedazo de cor lapis en su interior. El brillo tan claro y puro que irradiaba de su superficie era más impresionante que todas las maravillas del Desfiladero Jueyun juntas...
Acordamos que lo dividiríamos en partes iguales una vez regresáramos al puerto de Liyue. Pero esa noche, en aquel acantilado al amparo del rugido ensordecedor de la lluvia, aproveché para sumirlo en un profundo sueño del que jamás despertaría...
Lo hice porque temía no poder fiarme de él; de esa promesa de la que solo podían haber sido testigo los Adeptus de los cuentos de hadas.
El miedo pudo conmigo... Preferí salir de allí manchado de sangre y con todo el botín antes que aceptar el peligro de viajar con un completo desconocido...”

“A la mañana siguiente, comencé el descenso por el acantilado utilizando una cuerda que llevaba conmigo. Habría dado cuatro pasos, cinco o seis como mucho, cuando, al tantear una roca con el pie, de repente sentí cómo la cuerda me temblaba en las manos... En una fracción de segundo, el temblor se apoderó de todo mi ser...”
“Alcé la mirada hacia la cuerda, pero ya era demasiado tarde...
Lo último que recuerdo haber visto eran las fibras rasgadas al otro extremo de la cuerda...
Solo un cuchillo de caza podría haber hecho un corte así. Estoy completamente seguro”.

“Entonces, al final quedaron en paz, ¿no?”
En el rostro de la dependienta de ojos de zorro se dibujó una sonrisa casi imperceptible.
“Él se llevó el cor lapis, y usted, todo el dinero”.
El joven no dijo nada más.

————

Las leyendas cuentan que el cor lapis es el alma de las rocas y que, cuanto más fuerza vital tenga una roca, más poder posee para revelar la verdadera naturaleza de una persona.
Hay quien dice que, después de la muerte de su respectivo dueño, el cor lapis traerá sus deseos incumplidos y arrepentimientos de vuelta al mundo, a la espera de un nuevo amo que sea capaz de cumplirlos.
Al menos, eso es lo que dicen las leyendas.
Ya habían pasado dos horas desde que los dos extraños clientes se fueron de la tienda, pero la lluvia seguía cayendo.
La dependienta de ojos de zorro había estado todo ese tiempo de pie frente a la ventana, mientras contemplaba las oscuras calles envueltas en la neblina y la lluvia.
“¿De verdad quedaron en paz y libres de culpa?”,
le preguntó a la cortina de lluvia del exterior, pero nunca escuchó la respuesta.

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