Sueños rotos: Luz de luna

Sueños rotos: Luz de luna
Sueños rotos: Luz de lunaNameSueños rotos: Luz de luna
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Sueños rotos
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DescriptionUna colección de historias fantásticas centradas en una misteriosa tienda de antigüedades. Es muy popular en todo Teyvat.

Item Story

«La luz de la luna»
Se dice que el viento había olvidado un pequeño rincón de la ciudad.
Si te sitúas frente a la fuente y cierras los ojos, luego esperas a que el corazón lata treinta y cinco veces, das siete vueltas a la fuente en el sentido de las agujas del reloj, seguido de otras siete en el sentido contrario, al final, tus pasos te llevarán a una pequeña tienda...

————

“Perdón, ¿hay alguien ahí?”
dijo Veiga tímidamente.
La puerta se cerró al pasar y, seguidamente, sonó la campana que colgaba de ella. Su nítido y claro sonido salió disparado como una flecha y rebotó en la tenuidad y el caos de la habitación.
Los tenues rayos del crepúsculo se filtraban a través de las vitrinas de cristal. Por toda la habitación había objetos cuyo funcionamiento no entendía la chica, que se abrió paso cuidadosamente por la tienda para no pisar nada y romperlo.
No se escuchaba ni un ruido.
Veiga examinó más de cerca los objetos a su alrededor: un componente mecánico oscuro; una antigua y bella lira; una baldosa de cerámica rota con grabados incomprensibles; un par de esposas viejas, abolladas y rayadas por los años de uso; una corona olvidada que perteneció a un aristócrata...
Mientras inspeccionaba estos objetos que, aparentemente, no tenían ninguna utilidad, la dependienta de la tienda apareció al lado de Veiga sin que se diera cuenta. Sus ojos eran largos y finos como los de un zorro.
“Ese colmillo perteneció a un Rey Lobo. Aparte de los dioses, puede que sea el último recuerdo que queda de esa tierra totalmente cubierta de hielo y nieve”,
dijo suavemente la dependienta.
“Hola. ¿Hay algo que te llame la atención?”

“¿Tienes algo que sirva para olvidar?”
“Sí, claro”.
Sorprendida, Veiga se llevó las manos al pecho y preguntó:
“¿Incluso para olvidar a alguien muy importante?”
La dependienta de ojos de zorro asintió con seriedad y dijo:
“Sé que el joven a quien quieres olvidar es una persona de ojos claros como la luz de la luna. Desapareció hace mucho tiempo, y dejó un gran vacío en tu corazón. Por muy feliz que seas en el futuro, nada podrá llenar ese vacío, que para ti será inalcanzable como la luz de la luna”.
Ante estas palabras, Veiga solo podía asentir estupefacta.
La dependienta de ojos de zorro sonrió y, de la nada, sacó una botella de vino.
“Con este vino, uno puede olvidar el dolor.
Hace mucho tiempo, cuando soplaban los vientos helados, nuestros antepasados elaboraban esta bebida en secreto en las profundidades de la tierra congelada para conseguir la fuerza necesaria con la que seguir viviendo. El método que utilizaron cayó en el olvido cuando el destino de la gente cambió para mejor y sus vidas se volvieron más alegres”.
La dependienta inclinaba la botella de vino de un lado a otro.
“No hay mucho más que decir sobre esta botella. Veo que tienes bastante afinidad con mi tienda, así que te daré una copa gratis. Si realmente es lo que quieres, claro...”
Veiga aceptó el regalo de la dependienta de ojos de zorro.
La copa debió tener una incrustación de una piedra preciosa en el pasado. Pero alguien la arrancó y, ahora, la única pista de su existencia era la hendidura hueca y solitaria que quedaba...

Cuando Veiga volvió en sí, se dio cuenta de que estaba de pie frente a la fuente.
“¿Eh? ¿Qué estoy haciendo aquí?”, pensó. Bajo la intensa luz de la luna, comenzó a caminar rápidamente de regreso a casa. El resplandor del crepúsculo ya se había desvanecido y, si no volvía pronto...
Lo había olvidado todo acerca de la extraña tienda, incluido el camino por el que llegó y todo lo que sucedió en ella.

————

“Ya se ha ido”,
dijo la dependienta de ojos de zorro después de que la puerta se cerrara y el timbre dejara de sonar.
Un joven de ojos claros como la luz de la luna entró por la parte trasera de la tienda.
“Ya no hace falta que te escondas”.
“¿Cuántas veces ha venido ya?”
“Seis... No, siete veces”. El joven hombre preguntó titubeante: “¿De verdad funciona ese vino? No es que no te crea, pero...”
La dependienta sonrió para esconder lo que estaba pensando realmente.
“Claro que hace que olvides el dolor. Lo que ocurre es que la historia entre ustedes no es algo doloroso para ella. El vino le ayudará a olvidar temporalmente lo mucho que te extraña y la pena que siente por haberte perdido.
Pero cada vez que vea la luz de la luna, te verá reflejado en ella, y sus recuerdos volverán... El momento en que se conocieron en el Ludi Harpastum, la tarde que pasaron debajo del árbol de Levantaviento, las vistas desde el Cabo del Juramento, cuando se escabulleron de las celebraciones de verano juntos, la canción y la capa de plumas que le ofreciste en el encuentro de los bardos viajeros... Todos ellos son recuerdos de los que nunca querrá deshacerse”.
“... Tengo otra botella con un vino que realmente te hace olvidar absolutamente todo. Si así lo quisieras, podría darle a Veiga una copa”.
En su cara se dibujó una leve sonrisa mientras miraba al joven. Tras un largo silencio, este suspiró.

“Pero ¿por qué insistes tanto en distanciarte de ella?”
“Ah, pues... Por esto”.
El joven metió la mano en el bolsillo de su camisa y sacó un objeto esférico hecho de cristal. En su interior podían discernirse unos símbolos desconocidos que parpadeaban débilmente.
“Se dice que quien obtenga uno de estos acabará desapareciendo de este mundo un día.
Si es cierto, lo mejor es que me vaya lo antes posible. Ella todavía es muy joven, así que cuanto antes se olvide de mí, mejor”.
“Vaya, vaya...”, rio la dependienta en tono burlón. “Así que es usted uno de los elegidos, ¿eh?”
“Eso parece. Por casualidad, ¿no sabrás lo que nos depara en el futuro a los elegidos?”,
preguntó el joven ansiosamente.
Ella lo miró con una sonrisa algo forzada, pero no respondió.
“Bueno, yo también debería irme ya. Ahora que esta cosa es propiedad mía, supongo que debería hacer lo que se espera de mí”.
“¿Qué quieres que haga si regresa la chica?”
“Pues... Creo que ya es hora de que lo supere por sí misma”.
“Qué hombre tan insensible”.

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