Sueños rotos: Zafiro

Sueños rotos: Zafiro
Sueños rotos: ZafiroNameSueños rotos: Zafiro
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Sueños rotos
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DescriptionUna colección de historias fantásticas centradas en una misteriosa tienda de antigüedades. Es muy popular en todo Teyvat.

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«Zafiro»
Se dice que el viento había olvidado un pequeño rincón de la ciudad.
Para llegar hasta allí, hay que cerrar los ojos en el centro de la plaza y dar siete vueltas en sentido horario a su alrededor, seguido de otras siete en sentido contrario. Después, se dan cuarenta pasos hacia adelante y se espera hasta que ya no se escuche el grito de los pájaros en el viento. Al abrir los ojos, verás que has llegado a una pequeña tienda...

————

La dependienta, cuyos ojos eran largos y finos como los de un zorro, abrió las ventanas para dejar entrar la brillante luz de la luna, que parecía barrer el polvo de estrellas del cielo nocturno y rociarlo sobre el mostrador.
Las ostentosas flores, el Harpastum cubierto de polvo, los libros antiguos cuyas páginas eran ya ilegibles por la erosión, el arco largo ahora sin cuerdas... Todos eran objetos típicos de las opulentas habitaciones en las que vivían los aristócratas cuando gobernaban. Además, la fría luz del cielo nocturno bañaba a todos los artilugios en una capa de plata.

“¡Ey! ¿Cómo va el negocio?”
El irrespetuoso y poco convencional saludo vino de las profundidades de la tienda.
La dependienta se dio la vuelta. Vio a uno de sus clientes más frecuentes sentado despreocupadamente en el sillón de la parte de la tienda a la que no llegaba la luz de la luna.

“El negocio va bien, pero últimamente tengo que tener más cuidado con los ladrones”,
respondió la dependienta de ojos de zorro con una leve sonrisa.
“¿Eso es todo? ¿Vas a echar a tu cliente más antiguo sin más?”
El hombre suspiró y continuó diciendo: “No hay nada de esta tienda en lo que valga la pena gastar mi dinero. Pero si tuviera que elegir algo...”

“Bueno, ¿cómo ha ido la caza?”
“¿Perdón? ¿Es que crees que vengo simplemente para dejar aquí un botín de caza?”
El “cazador” gruñó disgustado ante la insinuación de la dependienta, que seguía sonriendo.
“Claro que no. Tú nunca usarías la palabra «botín»”.
“Al contrario; eres más de palabras como «intercambio de bienes», «ofertas de regalo», «donación», «cesión de objetos preciados»... Eres un ladronzuelo con un alma tan caritativa...”

“Bueno, esta vez no he venido por eso. Quería pedirte algo de tu tienda... Ese licor especial que tienes que hace olvidarte de la persona que extrañas”.
Aunque el bandido no hablaba con mucha cortesía, la sonrisa que se le dibujó en el rostro era completamente sincera.

“Qué pena. Ya se lo llevó otra persona”.
De repente, la dependienta tenía en la mano el frasco de vino que había sacado antes del bolsillo de su camisa.
“Aquí, cada objeto tiene su comprador predestinado. En concreto, este frasco ya ha sido comprado por un cliente que lo reclamará en el futuro”.
“Tus trucos son, sin duda, excepcionales. No como los míos”,
dijo el valiente ladrón con una sonrisa tranquila pero forzada.
“Hace poco me di cuenta de que la sensación de extrañar a alguien es más pesada que el mismo oro. En mi trabajo siempre estoy saltando de tejado en tejado, así que necesito reducir todo lo posible... cualquier peso innecesario que lleve”.
“...Me pregunto si la chica de ojos azul zafiro que me gusta también siente este mismo peso”.

————

El repentino sonido de la campana sobresaltó a la dependienta.
La clienta que acababa de llegar era una bruja de ojos azules armada con una lanza y de una figura alta y esbelta que iba a juego con ella. Las marcas en su rostro daban testimonio de la persecución que había sufrido por parte de los aristócratas.
Ignorando las pilas de objetos que había por toda la tienda, se dirigió directamente hacia el mostrador, como una espada que apunta directamente al corazón de su oponente.

“Bienvenida. ¿Hay algo que te llame la atención?”
“Me gustaría intercambiar un objeto”.
Su voz era fría y frágil, como una fina capa de hielo que se resquebraja. Mientras la hechicera hablaba, colocó un cristal azul gigante sobre el mostrador.
“Un ladrón sacó esto de la copa de plata de un aristócrata. Me lo regaló y, más tarde, cuando mi maestro lo supo, me castigó.
Eso sucedió hace muchos años. Pensé que el tiempo aplacaría mi odio y calmaría mis deseos de volver a verle, pero...”

“Muy bien. ¿Y qué cantidad de Mora quieres a cambio?”
La hechicera señaló una vitrina en la que se encontraba la copa de plata de un aristócrata sin su piedra preciosa.
La dependienta de ojos de zorro daba vueltas al cristal con las manos, inundando la tienda con la brillante luz azul que se reflejaba en su superficie.
“Muy bien. Si eso es lo que realmente quieres...”

Cuando una persona se encuentra con un contratiempo, aparece la preocupación de no conseguir el resultado que esperaba. Esto, a su vez, hace que surja el miedo.
La muerte acompaña al miedo como un frío húmedo que cala en los huesos.
Muchos saben que la muerte se cierne sobre ellos cuando se dan cuenta de que su mayor punto débil ha sido atacado y que, por lo tanto, en algún momento esa debilidad debió quedar expuesta.

La dependienta puso el cristal azul de cara a la luz de la luna y lo miró atentamente con sus largos y finos ojos de zorro. Observó con deleite cómo aparecía el auge de la familia gobernante, se desvanecía y volvía a aparecer una vez más.
Según las leyendas, mirar una piedra preciosa cristalina en un momento específico puede revelar el pasado, el futuro e incluso la verdadera naturaleza de una persona. De igual modo, las leyendas también cuentan que en algún lugar del mundo, hay un campo de dientes de león tan vasto como el mar; o que una vez hubo tres lunas brillantes en el cielo nocturno llamadas Aria, Sonnet y Canon, hermanas que la muerte separó en una gran catástrofe; o que había una vez una bruja que podía ver la muerte antes de que ocurriera, pero al final ella misma murió por un gran vacío en su corazón mientras el ladrón que había escapado al extranjero esperaba volver a verla una vez más.
Sabía perfectamente que, aunque se deshiciera de aquellos objetos, las leyendas que conservaba no caerían en el olvido, y que los desenlaces de todas sus historias seguirían siendo los mismos.
Si ese era el caso, ¿por qué no guardar aquellas leyendas e historias en su propia tienda?

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Jifang Shop
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