Canción del fluir (II)

Canción del fluir (II)
Canción del fluir (II)NameCanción del fluir (II)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Canción del fluir
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DescriptionUn antiguo manuscrito que un erudito de la Escuela de Etiología desenterró en el desierto. Se desconoce su autoría.

Item Story

Y entonces la dama de Pushpavatika volvió a intervenir:
“Oh, misericordiosa Alteza, si tan sincera es,
le pido que escuche con atención mi adivinanza.
¿Qué es aquello que, aun rebosante de vida, es de tacto tan frío como un cadáver
pero que lanza una cálida brisa entre la gente cuando muere?”.

A lo que la princesa de (...) respondió:
“Estás hablando de las rosas que se marchitan al final de la primavera. A pesar de sus espinas, no pueden ocultar su dulce aroma.
Las flores se cosechan para fabricar un intenso perfume y los tallos se cortan para obtener la mecha de las lámparas de aceite.
Muchos amantes han quedado cautivados por ellas a lo largo de la historia, y muchos monarcas han admirado su belleza.
Sin embargo, esas rosas solo viven por la luna y el rocío de la mañana”.

La dama de Pushpavatika guardó para sí la admiración que en ella despertaron aquellas palabras, logrando mantener su hermoso rostro en calma.
Manteniendo la compostura, dio un paso adelante y le planteó una segunda adivinanza a la princesa.

La dama de Pushpavatika dijo:
“Oh, princesa, ¡su sabiduría me llena de regocijo! Logró acertar la primera adivinanza.
Pero en este mundo, desde las estrellas al abismo, siguen existiendo incontables misterios sin explicación.
Oh, sabia Alteza, si su sabiduría es tan desbordante como se cuenta en las leyendas
mundanas, responda a mi segunda adivinanza con la misma precisión de nuevo.
¿Qué es aquello que se alza de la tierra al cielo para luego volver a descender?
Nadie lo ha visto nunca, pero ello todo lo ve.
Su principio es igual que su fin, y su fin es idéntico a su principio.
Y aun así solo puede descender desde arriba y no ascender desde abajo. ¿A qué me estoy refiriendo?”.

A lo que la princesa de (...) respondió:
“Me estás hablando de la ley celestial, del plan divino forjado en el origen de los tiempos.
No hay nadie en este mundo que haya presenciado la ley eterna, pero esta siempre ha dominado los designios de la realidad.
Uno debe postrarse solamente ante el espíritu divino de Vaana, nunca ante los ladinos y engañosos.
Si uno se atreve a imitar las artes prohibidas, no conseguirá más que la destrucción en el precipicio de la sabiduría”.

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