Registros de Jueyun: Los Chilin

Registros de Jueyun: Los Chilin
Registros de Jueyun: Los ChilinNameRegistros de Jueyun: Los Chilin
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Registros de Jueyun
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DescriptionUna colección de las muchas historias legendarias de Liyue. Incluye cuentos cortos y anécdotas universalmente populares, la mayoría sobre temas folclóricos. Esta edición describe el origen de las bestias iluminadas Chilin y los mortales.

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«Los Chilin»
Según las leyendas sobre las montañas de Liyue, los Chilin son unas bestias iluminadas nobles y bondadosas. Se suelen dejar ver en las montañas y los bosques, y solamente salen al exterior cuando el rocío y el brillo de las estrellas coinciden en la misma noche. Además, únicamente se alimentan del dulce y puro rocío matutino y de plantas amargas y fragantes.
Los Chilin son unas bestias gentiles. La elegancia y la ceremoniosidad fluyen por sus venas. Se dice que nunca lastimarían a ningún ser vivo, y que nunca pisan a ningún insecto, ni arrancan una hoja de un árbol. También hay quien dice que cada uno de sus hábitos y movimientos respeta los protocolos más antiguos y refinados que existen, algo que no ha cambiado en miles de años.
Al terminar la salvaje Guerra de los Arcontes, muchos Adeptus no se volvieron a acostumbrar a los ruidos y las molestias de los humanos. Por ello, bajo disposición de Rex Lapis, se recluyeron en los bosques y las montañas y no volvieron a interferir en el mundo humano, sino que vivieron felices en la naturaleza.
Sin embargo, había muchas bestias iluminadas que habían entablado grandes lazos de amistad con algunos mortales, por lo que decidieron llevar a cabo la voluntad del Rey Geo de ayudar en la ciudad con su fuerza y bondad. Así pues, algunas se recluyeron en las montañas y las aldeas, y otras caminaron por las concurridas calles de Liyue, convivieron y se mezclaron con la gente e incluso formaron lazos de sangre con algunos de sus habitantes.

Según una leyenda folclórica, hace miles de años, entre los elegantes Chilin ya existían casamenteros que los enlazaban con los ignorantes y salvajes mortales.
Durante la Guerra de los Arcontes, la gente utilizaba flores de loto y hojas de laurel para vestirse.
Una noche, una Chilin mordisqueó la ropa que un herborista que se estaba bañando en la montaña había dejado en la orilla de un estanque. La aún muy joven bestia iluminada no entendía el sentido de la vergüenza y los deseos de los humanos, y mucho menos el por qué los seres como ella no debían poner pie en el mundo de los mortales.
Para disculparse por su inapropiado comportamiento, y para evitar que el frágil mortal se asustara por el sobrenatural aspecto de la Adeptus, esta adoptó la forma de una humana y apareció ante el herborista cuando la tenue luz de la luna llena se proyectó sobre todo el estanque.
Aun así, la joven bestia iluminada no consiguió entender la vergüenza y los deseos del humano. En el bosque iluminado por las luciérnagas y por la débil luz de la luna, el mortal, estupefacto ante tal aparición, y ella, vestida con las gotas del rocío y el brillo de los astros, rieron juntos y corretearon entre la fragancia de las flores y los bosques de bambú. Ella también le mostró las moradas de los Adeptus y le explicó el lenguaje de las bestias y los pájaros. Finalmente, ambos durmieron entre el canto de los insectos en la serenidad de la noche, y soñaron con cosas que parecían muy lejanas.
Cuando el primer rayo de sol despertó al herborista al proyectarse sobre su rostro, ya no había ni rastro de la noble bestia iluminada.

Hay muchas opiniones con respecto a lo que ocurrió después de aquella historia. Algunos dicen que, una noche, la Chilin dejó una cesta de bambú frente a la puerta de la casa del herborista, tras lo que se perdió entre la bruma y la luz de la luna. Cuando el hombre salió a comprobar qué habían dejado, se encontró con una cesta en la que había un bebe durmiendo plácidamente.
Otros dicen que la Chilin empezó a vivir con el humano, tuvieron hijos y ella se acabó acostumbrando a la caótica vida humana.

Fuese cual fuese la historia real, lo cierto es que hoy en día las elegantes bestias iluminadas conviven con los humanos, aunque ocultas entre los mares de gentes, esperando que Rex Lapis vuelva a llamarlas una vez más.

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