Cuentos de un borracho (III)

Cuentos de un borracho (III)
Cuentos de un borracho (III)NameCuentos de un borracho (III)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Cuentos de un borracho
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DescriptionUno de los muchos cuentos populares que cuentan los borrachos de Mondstadt. Esta es una antigua historia que le contó un borracho a un lobo.

Item Story

Cuenta la leyenda que un lobo solitario vagaba por un páramo muy lejano.

Una vez, él había sido el rey de su manada, el que los guiaba en la caza, en la batalla y en la búsqueda de un hogar... Pero ahora, el único legado de esos días eran las cicatrices que cubrían su cuerpo.

Él había guiado el camino por las vastas llanuras, las ruinas abandonadas y los territorios de los monstruos y de los Seelies.
El páramo era un lugar cruel. Mientras el Rey Lobo envejecía con cada día que pasaba, el resto de los lobos se dispersaban por todas partes. Con el paso del tiempo, solo quedó el anciano Rey, el único superviviente de su manada.

Se dice que este páramo, una tierra que escapaba al control de los Arcontes, estaba habitada únicamente por fantasmas de dioses caídos, y los antiguos palacios de los Seelie que había en él ahora estaban vacíos. Así fue que, cuando el lobo solitario pasó enfrente de un palacio de color gris, escuchó el sonido de una música procedente de su interior, lo que le llamó mucho la atención.

“Jamás había escuchado el canto de un pájaro o el grito de un insecto que fuera tan agradable para mis oídos. Gracias a ello, me he olvidado del hambre por un momento”.
Intrigado, el lobo entró en el salón gris, atravesó la maleza y pasó junto a un sarcófago roto, en el que todavía se veía claramente el retrato de un gobernante fallecido.

Finalmente, llegó a una habitación interior donde vio a una hermosa joven que tocaba un instrumento.
Su piel era de un color blanco cenizo y parecía tener la cabeza inclinada hacia abajo. Sus delgados dedos acariciaban suavemente las frágiles cuerdas de un laúd mientras tocaba una triste y olvidada melodía.

El lobo se sentó frente a la joven y pálida doncella y se olvidó por un momento del hambre, la sed y la soledad, mientras escuchaba en silencio su canción.

“El grito de los insectos en una noche de otoño de hace mucho tiempo es el coro de los exiliados, que, en su exilio, cantan la canción más antigua de la humanidad”.
“Despojados de las personas y los objetos que amaban, así como de la protección de los dioses, lo único que les quedaba eran las canciones y los recuerdos”.
“Los últimos cantantes y los primeros Seelies tocaron su melodía final en el salón de los ángeles”.

Los juguetones Seelies del bosque, que también se sintieron atraídos por el canto de la joven, se dirigieron uno por uno a ofrecerle sus respetos.

“¿Cuál es esa canción?”,
preguntó el lobo, perplejo porque entendía cada verso, cada palabra o cada sílaba que cantaba, y, sin embargo, nunca antes había escuchado el idioma que hablaba la joven, muy diferente al de cualquier otro ser vivo.

“Es una canción de los Seelies”,
respondió la pálida joven con su suave voz.
“Hace mucho, mucho tiempo, escribimos esta canción para los salvajes humanos. Sin embargo, ahora la cantamos para llorar por nuestro propio destino”.

Entonces, el lobo comenzó a cantar, aunque con torpeza, al son de la doncella.
La ronca y lúgubre voz del lobo revelaba una vida llena de dolor.

“¿Qué cantas?”,
preguntó la joven de piel blanquecina.

“Nuestra canción”,
aseveró el lobo.

“Suena horriblemente”.
La joven, en cambio, en ningún momento tuvo la intención de suavizar sus críticas mientras continuaba acariciando las cuerdas del laúd.
“Aun así, puedes cantar junto a mí”.

Y así, el coro cantado entre la muchacha y el lobo invadió los aposentos del palacio que había sido abandonado hace mucho tiempo. Se dice que, incluso hoy en día, los aventureros que pasan por este lugar todavía pueden escuchar una extraña pero armoniosa melodía sonando desde su interior.

“¿Y así acaba tu historia?”
El lobo, bastante decepcionado se relamió y dijo:
“Déjame que yo te cuente una historia de verdad”.

Y de ese modo, el lobo se aclaró la voz y empezó con su historia.

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