Cuentos de un borracho (II)

Cuentos de un borracho (II)
Cuentos de un borracho (II)NameCuentos de un borracho (II)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Cuentos de un borracho
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DescriptionUno de los muchos cuentos populares sobre los borrachos de Mondstadt. Esta es la historia de un lobo solitario y hambriento que se encontró con un borracho de Mondstadt.

Item Story

Como todo el mundo sabe, el sentido del olfato de los lobos es muchísimo más agudo y sensible que el de los humanos.
No es de extrañar, pues, que el hedor a alcohol que emanaba de la ebria presa del lobo fuese tan insoportable para él que los ojos se le llenaron de lágrimas.

“¡Auuu!”
Habiendo nacido en la naturaleza más salvaje y crecido en el bosque, el lobo nunca había tenido contacto con la civilización humana antes de aquella noche, y, aunque había olido el leve aroma del vino volando a través del Lago de Sidra una vez, no conocía su origen. Y menos aún comprendía el significado de esa sustancia para los humanos.

“Quizás este tipo tan peculiar esté emparentado con las mofetas, porque parece que descubrió mi presencia hace bastante tiempo, ¡y ahora tiene la intención de envenenarme con su olor para intentar escapar!”,
pensó el lobo mientras aguantaba el olor a alcohol. Entonces, aceleró el paso para situarse sobre la sombra del borracho y, así, poder observarlo mejor.

Los lobos son bestias precavidas y calculadoras, es decir, lo contrario que un humano borracho.
Y, sin embargo, aunque el vino tiende a producir mareos y obstruir la sensibilidad de los sentidos, a veces otorga la curiosa capacidad de detectar cambios extremadamente sutiles en la dirección del viento.
Así pues, casi por arte de magia, el borracho vio al solitario lobo que lo había estado persiguiendo todo el tiempo.
O tal vez el alcohólico hedor que emitía el borracho era lo suficientemente potente como para disminuir la agudeza mental del lobo. De hecho, este se volvió menos consciente del terreno, lo que hizo que el sonido de las ramitas que pisaba alertara a su presa de la presencia del depredador.

“¿Quién eres? ¿Tú también estás buscando un baño por aquí?”,
preguntó el borracho mientras se rascaba sus entrecerrados ojos.
“No, la pregunta es quién eres tú, humano. ¡¿Y qué es ese horrible hedor?!”,
respondió el lobo mientras abría sus fosas nasales, sacaba sus colmillos a relucir y gruñía.

Además de no tener miedo ante las amenazas del lobo, el borracho sintió bastante curiosidad por ellas.
“Amigo mío, aunque no sé cómo he podido ofenderte, según las tradiciones de Mondstadt, no está permitido emborracharse y aburrirse al mismo tiempo. Así que, aprovechando esta hermosa luz lunar, te contaré una historia”.
Un eructo con olor a alcohol se le escapó nada más terminar la frase.

En un principio, el lobo pensó en hacer caso omiso al borracho y lanzarse directamente a su yugular.
Sin embargo, aquel asqueroso olor de borracho le había quitado el apetito, por lo que, muy a regañadientes, accedió a escuchar la historia.
“¡Grrr! Pensándolo mejor, no tengo tanta hambre... Está bien, escucharé esa estúpida historia que tanto quieres contar”.

El borracho extendió los brazos y bostezó fuertemente, lo que casi hizo volar a unos dientes de león.
Entonces, comenzó a contar su historia.

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