El bosque de bambú a la luz de la luna (III)

El bosque de bambú a la luz de la luna (III)
El bosque de bambú a la luz de la luna (III)NameEl bosque de bambú a la luz de la luna (III)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, El bosque de bambú a la luz de la luna
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DescriptionEn lo más profundo del bosque de bambú, la realidad se mezcla con los sueños del pasado. En esta historia, el joven se sume en un sueño con imágenes indescriptibles.

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La noche siempre llega temprano en el bosque de bambú del Monte Chingtsé.
En las profundidades del bosque, las afiladas sombras de los bambúes cortaban la luz de la luna. En aquel lugar donde el croar de las ranas cesó y el zumbido de las cigarras se desvaneció, unos nuevos brotes de bambú emergieron bajo la luz plateada.

Hay muchas leyendas de zorros en los bosques del Monte Chingtsé.

Al caer la noche, la mujer de blanco le contó al joven innumerables historias. Todas ellas eran historias antiguas que el joven nunca antes había escuchado.

“En un pasado remoto, tres lunas brillantes colgaban del cielo nocturno. Eran tres hermanas más antiguas que incluso el propio Arconte Geo o las rocas sobre las que yacía Liyue.
Las lunas eran hijas de la poesía y el canto, y eran las reinas de la noche. Solían recorrer la bóveda celeste en una carroza de plata. Cada diez días, una de ellas le sucedía el trono a la siguiente. Así continuaron los ciclos, hasta el día en que ocurrió el desastre.
Las tres lunas amaban a la misma persona: la constelación del alba. En el breve instante entre el día y la noche, las tres hermanas caminaban a través de las constelaciones que se desvanecían para visitarla en sus aposentos. Al despuntar el alba, las reinas de la noche se apresuraban a su carroza para ocultarse.
Tres hermanas comparten un afecto profundo por un mismo amor, al igual que el afecto que se tienen la una a la otra. Eso fue antes de la calamidad que trastornó su mundo.
El desastre volcó la carroza de Su Majestad y destruyó el corredor de estrellas de su palacio. Las tres hermanas en el cielo nocturno se volvieron la una contra la otra, lo que las condujo al camino de su propia muerte. Lo único que quedó fueron sus cuerpos pálidos, que emitían una luz clara y fría”...

La mujer alzó en ese momento la mirada hacia la brillante luna sobre el mar de bambú. La luz argéntea bañaba su fino cuello mientras sus dorados ojos destelleaban.

“Los lobos son los hijos de la Luna. Siempre recordarán la calamidad y las penas que causó. Es por eso que, cada luna llena, lamentan el destino de su madre... Es por eso que los niños que conviven con los lobos llaman ‘Constelación del Desconsuelo’ a la constelación matinal, la amante superviviente de la Luna”.
“Ya veo...”.
El joven calló por un instante.
La anciana de la aldea nunca antes había contado esa historia. Quizás ni siquiera el más viejo de la aldea había escuchado tales leyendas. Quizás eran más majestuosas que las historias de las bodas del zorro o de los espíritus que acechaban en el bosque, pero no eran tan vívidas como las leyendas del Rey Geo expulsando a los demonios. Eran más bien como un sueño borroso e incomprensible.

“Esta es una historia que nunca ocurrió, y que fue olvidada por los hombres mucho tiempo atrás”.
La mujer de blanco acarició suavemente los cabellos del joven, bajó los párpados, y el dorado de sus ojos se atenuó un poco.
“Antes de que los dioses ancestrales crearan el cielo y la tierra, había dioses merodeando por el mundo. Fue en este momento cuando aparecieron muchos de los Adeptus. Pero ¿y antes?
Solo hay recuerdos rotos, fragmentos de recuerdos que se convirtieron en historias, historias que se convirtieron en leyendas transmitidas de boca en boca...
Estos recuerdos antiguos que sobrepasan los límites del mundo mortal conmueven a quienes los escuchan, ya sean deidades o Adeptus”.

La mujer dejó salir un profundo suspiro de su boca y descubrió que el joven a su lado hacía tiempo que había partido al país de los sueños.
“En serio...”.
Riéndose, la mujer se despojó de su abrigo para colocarlo sobre su cuerpo.

Esa noche, el joven soñó con un cielo nocturno con tres lunas, y una carroza parada frente a las puertas del palacio en las estrellas.

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