El bosque de bambú a la luz de la luna (I)

El bosque de bambú a la luz de la luna (I)
El bosque de bambú a la luz de la luna (I)NameEl bosque de bambú a la luz de la luna (I)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, El bosque de bambú a la luz de la luna
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DescriptionUn muchacho deja su aburrido pueblo natal y se pierde en un bosque de bambú durante el crepúsculo. ¿Con qué sueños antiguos soñará allí?

Item Story

Entre las susurrantes cortinas esmeraldas, allí donde el croar de las ranas y el zumbido de las cigarras se entremezclaban, y donde la humedad impregnaba las grietas de las rocas, había un rincón marchito de un bosque de bambú.

Hay muchas leyendas de zorros en los bosques del Monte Chingtsé.

Tras una fuerte tormenta, el agua que escurría a través de las hojas emitía una melodía. El joven prosiguió su marcha y, serpenteando el camino, escaló rocas mojadas y recorrió caminos de piedra cubiertos de musgo. Las vides impedían su paso, y las ramas arañaban su piel, hasta que llegó a la orilla del bosque esmeralda del Monte Chingtsé. Entonces, se sentó a descansar al lado de una roca agrietada.

La anciana de la aldea había advertido que la temporada de lluvias era la época de la boda del zorro. Solo los niños eran capaces de ver la procesión de la novia y el puente rojo, escuchar el zumbido de las cornetas y el retumbar de los tambores.

La anciana también le había advertido que los niños no podían acercarse a la procesión.

“Si te acercas demasiado, ¡los zorros te robarán el alma!”,
le advirtió la anciana de la aldea.
“¿Qué harás si se llevan tu alma?
Si un zorro se lleva tu alma, no podrás volver... Quizás te conviertan en una corneta, unos platillos o un tambor...”,
dijo mientras simulaba golpear un tambor para asustar al niño.

Pero conforme fue creciendo, el niño dejó de creer en esos cuentos de hadas. Guiado por un Seelie, el muchacho atravesó el laberinto esmeralda, cuando alcanzó a escuchar el chillido de un zorro. No obstante, estas astutas criaturas que habitan en las profundidades de los bosques de bambú no aparecen de manera fortuita frente a los viajeros. Ni qué decir de una procesión entera de zorros.

Decepcionado, el muchacho pateó una roca que estaba junto a sus pies, y siguió recorriendo el camino hacia las profundidades del bosque.

La anciana dijo que, en el pasado, el lugar donde ahora se erige el bosque de bambú fue una nación conquistada por el gran Arconte Geo. ¿Cómo era el dios de la roca en ese entonces? ¿Tenía manos, pies y un rostro como los humanos? ¿O acaso tenía una apariencia similar a los hombres y bestias de piedra que hay a lo largo del río?

Los herboristas que solían ir a la ciudad a vender hierbas medicinales regresaron con noticias del Rito del Descenso de ese año, contándoles a todos sobre la majestuosidad de Rex Lapis. Los curiosos niños esperaban poder ver con sus propios ojos algún día a ese gran dios que sus ancestros en la montaña habían venerado por generaciones.

¿Acaso la naturaleza inalterable del Monte Chingtsé era una bendición del Arconte Geo? ¿Acaso la voluntad del dios de la roca era que la gente envejeciera en paz por generaciones?

Estas respuestas se encontraban más allá de los confines de la aldea, en aquel bosque separado de un mundo que envejecía.

Lleno de dudas y expectativas, el joven entró decidido en el bosque, pero se extravió a la sombra de las hojas de bambú.

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