Más que un simple perro (III)

Más que un simple perro (III)
Más que un simple perro (III)NameMás que un simple perro (III)
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, Más que un simple perro
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DescriptionAunque vivas en una ciudad totalmente segura, siempre tienes que tener cuidado: los lobos acechan en la oscuridad. Entre estas páginas podrás encontrar técnicas tan insólitas como la hipnosis en masa.

Item Story

Llegó la noche.
El leve aullido de una bestia salvaje se escuchó a lo lejos. Parecía ser el aullido de un lobo.
Nottie se sentó en su cama, se arremangó y en su brazo se reveló un brazalete de color blanco como un hueso y tallado en forma de serpiente enroscada.
La cabeza de la serpiente era sorprendentemente realista, con una boca abierta en la que se podían ver sus colmillos. Su cuello estaba echado hacia atrás como si estuviera lista para abalanzarse sobre su presa en cualquier momento.
El cuerpo deslizante de la serpiente se enroscó alrededor de su brazo, emitiendo un aura peligrosa bajo los rayos de las lámparas mágicas que iluminaban la habitación.
“Buenas noches, mi querida hermana”.
Nottie acarició suavemente el brazalete, el cual frotó juguetonamente con su meñique a lo largo de la cola de la serpiente.
Poco después, las lámparas mágicas se apagaron y toda la habitación quedó a oscuras.

La oscuridad de la noche trajo a Nottie un poder ilimitado.
Ya había notado la presencia de aquel desconocido en el momento en que entró en la habitación.
Sentada en la cama, podía ver claramente a Dietrich mientras él recogía silenciosamente su ropa y daba vueltas en la oscuridad.
A Nottie le resultaba cada vez más difícil contener la risa, hasta que Dietrich apareció justo frente a ella.

Dietrich se encontró con los mismos ojos deslumbrantes que ocuparon su mente todo el día.
Pero sus ojos eran de alguna manera diferentes ahora. Ya no eran azules como el agua, como Dietrich había visto aquel día. En ese momento, estaban llenos de noche, desprovistos de olas, tranquilos como las profundidades del mar.

“Toma, bebe agua de esta taza”.
Eso fue lo último que escuchó Dietrich antes de perder el conocimiento.

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