La leyenda de los mares: Olas salvajes

La leyenda de los mares: Olas salvajes
La leyenda de los mares: Olas salvajesNameLa leyenda de los mares: Olas salvajes
Type (Ingame)Objeto de misión
FamilyBook, La leyenda de los mares
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DescriptionAl son de la interminable melodía del océano, el marinero luchó contra el enemigo con quien estaba predestinado a luchar hasta encontrarse con su amargo final.

Item Story

«Olas salvajes»
“Ven conmigo al abismo del mar y escucha los murmullos que provienen de la oscuridad”.
“Cuando el viento y las olas sean favorables, navegaremos hacia la inmensidad de la vorágine”.
“Escucho el parloteo de mi señora, deseando el bien a sus futuros herederos:”
“Que naveguen a través de los vientos y sobre las olas danzantes,”
“y que perforen la guarida del monstruo con sus heroicos arpones para que vea el fin de su vida”.

Incluso durante la más violenta de las tempestades, sus cantos nunca cesaban. La voz de la doncella armonizó con las furiosas olas, guiando al Capitán a través de las peligrosas mareas para navegar audazmente hacia el ojo de la tormenta, donde acechaba el monstruo marino.

Tambaleándose de un lado para otro por los rayos y los torbellinos del mar, la nave rodeó el vórtice y se aproximó a las traicioneras aguas del monstruo. Destellos de relámpagos revelaron la silueta del Capitán, que empuñaba su espada con gran determinación.

Siguiendo la dirección en la que miraba, la tripulación solo pudo distinguir una oscura figura oculta entre las densas nubes, y que de vez en cuando era iluminada por los destellos de los relámpagos. La enorme figura oculta no era otra cosa más que el cuerpo de la bestia. Los aterradores esqueletos que colgaban de la nave ahora parecían simples cachorros en comparación con la abominable silueta que había ante ellos, la cual se asemejaba a una cadena montañosa en el centro de la vorágine.

Bajo órdenes del Capitán, la tripulación descargaba ráfagas tras ráfagas de arpones con sus ballestas, desatando sus temores y delirios mortales en el cuerpo masivo que yacía como un muro imponente ante ellos. Las descargas de balas de cañón y arpones de hierro causaron horribles heridas en el cuerpo de la bestia.

El monstruo marino siseó violentamente de dolor, hundiéndose bajo las enormes olas carmesí antes de golpear el casco del barco con todas sus fuerzas. El barco casi se volcó por la fuerza del golpe, y las olas carmesí se estrellaron contra la cubierta. Los torrentes de agua dejaron a los marineros empapados, mientras estos maldecían a los dioses elementales y continuaban flagelando el cuerpo de la bestia con piedras y lanzas afiladas.

El despiadado Capitán nunca se estremeció ante los oponentes que le deparaba el destino. La joven doncella, situada en la cima de una gran ballesta, respondió con sus cantos a los rugidos atronadores de la terrible bestia. La nave maniobró alrededor del monstruo, navegando sobre los torrentes vertiginosos y atacando los afilados colmillos y garras del monstruo con catapultas, arpones, hondas e incluso cuerpos humanos para desahogar su temor y furia.

Cuando el cuerpo del monstruo estaba cubierto de heridas y casi todos sus tentáculos y garras fueron cercenados, la nave del Capitán se redujo a un casco flotante. La mitad de los mástiles de la nave se habían caído, la mitad de sus cañones estaban fuera de combate y la mitad de la tripulación había sido devorada por el monstruo; incluso la preciada espada del Capitán se había partido en dos. Este era un combate imposible de ganar. Parecía como si un simple niño estuviera desafiando a un corpulento hombre adulto.

El monstruo herido sabía muy bien que su oponente ya no representaba ninguna amenaza. Deseando devorar la nave que ahora yacía inerte en las aguas, emergió a la superficie y abrió sus enormes fauces.

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